Lucas 14:15-24 Tu eres uno de esos invitados y tu nombre está en la lista, pero tienes que ir a la cena, sino vas, a vas perder la gran oportunidad, tal vez la única. La mayor parte de los que leen este blog,ya están sentados a la mesa y disfrutando los ricos manjares que allí se ofrecen. Esta parábola que fue presentada en especial para los judíos, que fueron los primeros invitados, y comenzaron a excusarse. Por esa razón ellos perdieron la oportunidad y hoy están sufriendo las consecuencias de ese desprecio y ofensa, al que los había invitado. Los que fueron tomando su lugar, son todos los gentiles, es decir nosotros y que pronto estuvimos ha decir sí, y acudimos. Esto, que como decía, sucedió al pueblo judío, puede sucederle a cualquiera que ha sido invitado y tal vez, muchas veces, pero ha menospreciado esa oferta. La gran mayoría de la gente ponen excusas y por lo tanto se pierden, eternamente, porque el sacrificio ya fue hecho, y hoy podemos disfrutar los beneficios.
Pero esta gran cena también nos habla de un futuro glorioso, cuando en la misma presencia del Señor, estemos sentados a la mesa. Una persona dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. Entonces Jesús con esta parábola les mostró que no hay preferencias, cualquiera puede ser un candidato para estar ese día en la presencia de Dios, en esa gran cena. Debemos dar gracias a Dios los que ya estamos participando de esa cena, que puede ser cada momento mejor, y segamos descubriendo nuevos manjares y que son gratuitamente, porque somos de los invitados de honor.
Dice que el señor que hizo la invitación, se enojó por el desprecio que le hicieron los primeros invitado de la lista, y mandó invitar a todos los que se encuentren en cualquier lugar y con todos los defectos que puedan tener.
Esto nos muestra que Dios no mira nuestros defectos que podamos tener, y esto es una garantía de que todo aquel que quiera entrar, puede hacerlo y no hay diferencias. Todos somos y fuimos invitados y ya estamos disfrutando de esa cena. Dos cosas importantes tenemos en esta parábola, primero que estamos en la lista de invitados, el hecho de que usted esté leyendo este mensaje, es porque pertenece a esos elegidos para el reino de Dios. Y la segunda gran verdad, es que no debemos ser de los que tiene en poco esa invitación. Y podríamos concluir que en aquel día, daremos las eternas gracias a Dios, por darnos un lugar en su reino, y también agradecidos a la persona que nos alcanzó la invitación, el cual tendrá el gozo de haber sido fiel con el mandato del Señor: Ve por los valles, por las calles, las plazas, y cuanto otro lugar imaginable que pudiéramos llegar con el mensaje.
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