Lucas 19: 1-10 Por lo visto Zaqueo había oído mucho acerca de Jesús, los milagros que hacía, de personas cambiadas y que lo seguían, así que se propuso poder verlo. Él procuraba y esto nos muestra o habla de un deseo legítimo, querer conocer a la persona de la cual tanto se habla, a favor y en contra. Alguna diferencia hay con el resto de los hombres, se preguntaba, puede ser un gran profeta o el profeta prometido a Israel. Él por lo pronto quería verlo y para saber quien era. Sabiendo que Jesús pasaría por aquel lugar, se dispuso para verlo. Pero tenia una dificultad, era pequeño de estatura y por lo tanto no lograba verlo, por sobre las demás personas. A él no le importó hacer el ridículo, subirse a un árbol, con tal de alcanzar su ferviente anhelo, poder verlo y saber quien era. Pero lo más sorprendente y que ya no le dejaba ninguna duda, era que Jesús lo viera y lo llamara por su nombre. Más de uno se ha quedado pasmado, ¿ así que este enano era conocido de Jesús? ¿ inclusive decirle que es necesario posar en su casa?
Creo que este es un ejemplo maravilloso de los hombres y mujeres que llegaron a conocer a Jesús y que hoy mismo llegan a conocerle. Desear ardientemente ver a Jesús, y por lo tanto logran no solo verlo sino conocerlo a travez de una relación personal. Yo creo que los griegos que se acercaron a Felipe y le rogaron diciendo : Quisiéramos ver a Jesús, no fueron desfraudados, llegaron un día a conocerle, amarle y seguirle; muchos de ellos pudieron ser de los muchos griego que Pablo menciona en sus cartas. Jesús les dijo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. Habló entonces de su muerte que era necesaria para llevar frutos. Vio como el hambre de Dios se despertaba en el mundo gentil, ya no había dudas de que el mundo estaba esperando, que el milagro se produjera, su muerte y resurrección. Con su muerte Jesús salvaría al mundo y sería glorificado.
Yo pregunto ¿ cuantos estarán preguntando, por Jesús y deseando verle? cuan importante es que nosotros seamos testigos en estos tiempos de tanta necesidad y tanta desesperación, por personas que se están hundiendo en la profundidad del pecado y que parece no tener esperanzas, necesitan saber que hay a un Salvador que murió por cada uno de nosotros, para que tengamos vida y vida en abundancia. ( Juan 10: 10 ) En una situación mucho más pequeña por supuesto, un día yo estuve hablándole a un comercian acerca de la necesidad de la salvación. Estaba allí un joven que yo no siquiera lo había visto entrar al negocio, el hombre no dio mucha importancia a lo que yo le hablaba, pero el joven estaba muy atento, yo me fui y ni siquiera me percaté del asunto. Un tiempo después conocí a este joven, se había convertido a Cristo y estaba aprendiendo música con un hermano de nuestra iglesia, él le había hablado. Entonces me contó: Cuando usted le hablaba al comerciante, yo escuche y me quedé con tantas ganas de seguir oyendo, pero no me podía encontrar con usted y no sabía donde vivía, así pasé en tiempo esperando un día verlo y para que hablara de eso tan interesante que impactó mi alma. Pero Dios se adelantó a ese encuentro, porque vio esa necesidad y sinceridad de este joven, con el tiempo el joven se casó con una de las hijas del músico y hoy son pastores en Pinamar, ¡que bendición! ¡gloria Dios!
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