lunes, 18 de mayo de 2015

LA MISIÓN DE LOS DOCE

En Lucas 9:1-6 tenemos el momento en que Jesús comisiona a los doce que ha elegido 6:12-16, Cuando él los eligió, pasó una noche orando antes de tomar esa decisión por cada uno de ellos. Muchas veces nos ha tocado elegir a alguien para cumplir una tarea y tal vez lo menos que hacemos es buscar la indicación del Señor en oración y ayuno. Los que fueron elegidos para llevar el evangelio a los gentiles, Hechos 13, Dios mismo se los señaló y así y todo tuvieron un tiempo de oración y ayuno antes de enviarlos. Cuando Jesús finalmente los envió, les dio las instrucciones necesarias, les dio poder y autoridad, porque sin su poder y esa autoridad delegada por el Señor, es imposible tener resultados positivos. Esa autoridad estaba dirigida a dos áreas del ser humano, el cuerpo y el alma, liberar de demonios, y sanar enfermedades. Y predicar el reino de Dios y sanar a los enfermos. Les indicó que no llevaran nada, porque Dios se ocuparía de ellos, cuando Dios manda el paga los gastos, en las casas que se les abrieran de verían estar el tiempo suficiente para dejar claro el mensaje y luego salir.

En San Mateo agrega algunos asunto más, 10:1-15, Cuando salieron iban por todas partes anunciando el mensaje y cumpliendo con el mandato, sin omitir nada de lo que les había ordenado, para lo cual Jesús no solo enseñaba como lo había hecho en el sermón del monte, sino que les dio el ejemplo, Mateo 4:23-25 y 9:35-38 en este último pasaje hay algo más que debe acompañar al mensajero, la compasión por los perdidos y la necesidad de orar por más obreros, y cuando se cumplen estos ejemplos y demandas, Dios hace el resto de la obra. Hay muchos ejemplos de personas, siervos de Dios, que cuando el amor y la compasión por los perdidos los quebrantó y oraron con un corazón compasivo, Dios hizo grandes cosas, esto es también lo que sucede cuando una iglesia se reune para orar de esa manera.

Tenemos un testimonio que es digno de destacar, es el de Juan Nox, cuando se acercaba a Escocia una ciudad endurecida y que hacia escarnio de los mensajeros que fueron enviados, parecía algo imposible de alcanzar. Juan Nox cuando desde una loma vio la ciudad, su corazón fue quebrantado, y con el rostro en el suelo comenzó a orar y derramar lágrimas por la ciudad, y son conocidas aquellas palabras que el pronunció en aquel momento: "Dame Escocia, sino me muero", y cuando bajó a la ciudad, estaba completamente conmovida, era de noche, nadie dormía, las luces permanecían encendidas, gente por todos lados gimiendo y llorando arrepentidos, a lo predicación de Nox miles se convertían y la ciudad cambió. ¡Cuanta falta nos hace hoy que recobremos esa pasión por las almas, siguiendo el ejemplo de Jesús Lucas 19:41-44.  

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