lunes, 8 de junio de 2015

Y LOS OTROS NUEVE ¿DONDE ESTÁN?

La lepra era una enfermedad que separaba a las personas, y especialmente por mandato de Dios. El leproso se tenía que alejar de toda otra persona, incluso de su propia familia, la comida se la dejaban en un lugar y el como un desdichado tenía que venir a retirarla. Cuando andaba por la calle tenia que andar con las ropas rasgadas y con la cabeza descubierta, y gritar ¡¡¡inmundo!!! inmundo!!!, muchas veces nos hemos preguntado, ¿ por que este trato tan inhumano?, hoy sabemos que esta enfermedad es producida por la suciedad del cuerpo, y esto hacía que la persona sea más cuidadosa de su higiene personal. También sabemos por las Escrituras que es una figura o símbolo del pecado, que separa a las personas de Dios y los demás, y en especial de su familia y seres queridos, pero eso es exactamente lo que le sucede al ser humano, no perdonado por Dios de su pecado y recibido en Su familia. Esta es la razón porque estos diez leprosos gritaron a la distancia a Jesús que tuviera misericordia de ellos, solo él podía limpiarlos de su lepra y lo mismo solo él puede limpiar de pecados al hombre y hacerlo apto para estar en Su presencia y buena relación con su familia.

Más allá de estas consideraciones, lo que más no asombra es la indiferencia e ingratitud de los otros nueve que fueron limpiados. Solo aquel que es consciente de donde lo ha sacado Dios, vive siempre agradecido. El escritor señala que el único que se volvió para dar gloria a Dios era samaritano, una persona considerada pecadora y él aceptaba esta realidad, en cambio los otros que eran judíos, se creían limpios de todo pecado, y por eso se perdieron. Observemos que el Señor le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado, no dijo tu fe te ha sanado, sino tu fe te ha salvado. Ellos pidieron misericordia, que no es poca cosa lo que pidieron, porque ¿quien podría tener de ellos misericordia y sanarlos? solo Jesús, y si usted todavía no le ha pedido al Señor que tenga misericordia y lo limpie de la lepra espiritual; que lo ha separado de Dios y sus seres queridos, aunque vivan bajo el mismo techo, ha llegado la hora de pedir misericordia, pera que Dios lo limpie de todo pecado 1 Juan 1:8-10

Por último quiero señalar los efecto de la lepra en las personas, los hace insensibles, no siente nada, de modo que hasta que se hace visible la enfermedad, no son conscientes, y viven así tal vez, sin darse cuenta que están contagiando a otros. Esto sucede con el pecado, hasta que no se manifiesta en algo horrendo, el que vive a su lado no se da cuenta. Pero los que hemos sido ya limpiados por el Señor, nos damos cuenta del pecador no perdonado y limpiado por el Señor; por su comportamiento, su lenguaje, sus puntos de vista con respecto a los asuntos de la vida. Es más todo lo que Dios pudo haber hecho en él, lo atribuye a la casualidad o la suerte o porque él supo hacer bien las cosas, y otros muchos argumentos suelen usar para justificar su indiferencia con respecto a Dios y la necesidad que tienen de ser salvos y perdonados, hechos aptos para el reino de Dios. Y por estas razones y otras, miles están totalmente perdidos y por la eternidad.


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