viernes, 18 de abril de 2014

LA COMPAÑÍA ELEGIDA (W. BARCLAY)

Jesús subió a la montaña e invitó a Su servicio a los hombres que había escogido; y nombró a doce para que estuvieran con Él y para enviarlos como Sus heraldos y para que tuvieran poder para echar demonios. Escogió a Simón, al que le puso por nombre Pedro; a Santiago hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, a los que puso por mote Boanergues, que quiere decir " hijos del trueno»; a Andrés y a Felipe y a Bartolomé y a Mateo y a Tomás, y a Santiago hijo de Alfeo y a Tadeo y a Simón el Cananeo y a Judas Iscariote que fue el que Le traicionó. (Marcos 3:13-19)

Es significativo que el Cristianismo empezó con un grupito. La fe cristiana es algo que estaba diseñado desde el principio que se había de descubrir y vivir en compañía. La esencia de la manera de vivir de los fariseos era que separaba a los hombres de su entorno. El mismo nombre de fariseo quiere decir separado; la esencia del Cristianismo es que vincula a cada uno con sus semejantes, y le presenta la tarea de vivir en compañía con los demás. Además, el Cristianismo empezó con un grupo muy heterogéneo. En él se encontraban los dos extremos: Mateo era cobrador de contribuciones, y por tanto un marginado; era un renegado y un traidor a sus compatriotas; y Simón el Cananeo, al que Lucas llama correctamente el Celote; y los celotes eran una pandilla de nacionalistas ardientes y violentos que se comprometían hasta a cometer crímenes y asesinatos para librar a su país del yugo extranjero. El hombre que había perdido totalmente el sentido de patriotismo y el patriota fanático estaban juntos en aquel grupo, y sin duda habría entre aquellos dos extremos toda clase de trasfondos y opiniones. El Cristianismo empezó insistiendo en que las personas más diferentes deben vivir juntas, y ofreciéndoles la oportunidad de hacerlo conviviendo con Jesús. A juzgar por los baremos del mundo, los hombres que escogió Jesús no tenían ninguna cualificación especial. No eran ricos, ni tenían una posición social especial, ni tenían una cultura elevada, ni tenían preparación teológica, ni tenían una posición elevada en la iglesia.

Eran doce personas normales y corrientes. Pero sí tenían dos cualificaciones especiales. 
- La primera: habían sentido la atracción magnética de Jesús. Había algo en Él que les había hecho querer tenerle por Maestro.
- Y la segunda: tenían el coraje de mostrar que estaban de Su parte.
No nos equivoquemos: aquello requería coraje. Ahí estaba Jesús, pasando tranquilamente por alto normas y reglas; ahí estaba Jesús siguiendo un camino que conducía inevitablemente a una colisión con los líderes ortodoxos; ahí estaba Jesús, ya marcado como pecador y como hereje; y sin embargo tuvieron el coraje de asociarse con Él.
Ningún grupo de hombres lo arriesgó todo nunca antes ni después a una esperanza trasnochada como aquellos galileos, y ninguna banda de hombres lo hizo ni lo haría nunca jamás con los ojos más abiertos que ellos.
Aquellos Doce tenían toda clase de faltas; pero dijérase lo que se dijera de ellos, amaban a Jesús y no tenían miedo de decirle al mundo que Le amaban -y eso es ser cristianos.

Jesús los eligió con dos propósitos. 
- Primero, los eligió para que estuvieran con Él; los eligió para que fueran Sus constantes y fieles compañeros. Otros podrían ir y venir; la multitud podría estar allí un día y no al siguiente; otros puede que fluctuaran y cambiaran en su relación con Él; pero estos Doce habían de identificar sus vidas con Su vida y vivir con Él todo el tiempo.
- Segundo, los eligió para enviarlos. Quería que fueran Sus representantes; que le hablaran a otros de Él. Ellos mismos habían sido ganados para que pudieran ganar a otros.

Para la tarea, Jesús los equipó con dos cosas. 
- En primer lugar, les dio un mensaje. Habían de ser Sus heraldos. Un sabio dijo una vez que nadie tiene ningún derecho a ser maestro ; a menos que tenga una enseñanza propia que ofrecer, o la enseñanza de otro que desee apasionadamente propagar. La gente siempre escuchará al que tenga un mensaje. Jesús les dio a Sus amigos algo que decir.
- Segundo, les dio un poder. También habrían de echar demonios. Porque estaban en Su compañía, algo de Su poder se reflejaba en sus vidas.
Si queremos aprender lo que es el discipulado, haremos bien en fijarnos en estos primeros discípulos.

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