jueves, 8 de mayo de 2014

LOS GRANDES CONVERSADORES

Hace días vengo pensando en esta actitud de muchas personas que no te escuchan y ni te dejan hablar, siempre están hablando, pareciera que lo único que les interesa es que los escuchen a ellos, pero ellos no saben escuchar. Santiago dice todo hombre sea pronto para oír y tardo para hablar. Alguien ha dicho Dios nos ha dado una lengua para hablar y dos oídos para oír; y dos ojos para ver antes de de hablar. Esto último nos hace ver que tenemos que mirar bien antes de emitir un juicio, muchas veces por no escuchar decimos cosas de las que no hemos visto bien, si son ciertas.Saber oír es adquirir sabiduría, porque dice el proverbio: El oído del sabio está atento para oír las amonestaciones de la vida. Jesús repetía continuamente: El que tiene oídos para oír oiga: una de las profecías mesiánicas dice: Dios abrió mis oídos para oiga como los sabios. Así el que saber oír es demostración de sabiduría. Jesús sabía que el promedio de los seres humanos no saben escuchar o no les interesa; se dice que habla antes de oír es necedad. Hace algún tiempo leí un artículo en la revista Selecciones que decía: los que triunfan en la vida son los que saben escuchar bien y habla menos; lo peor que le puede suceder a una persona, es creer que lo sabe todo y habla sin haber oído bien, nada constructivo aporta o  agrega a una conversación. Santiago también habló duramente sobre el mal uso de la lengua, "algunos bendicen a Dios y maldicen a los hombres hechos a la imagen de Dios",una fuente  no puede verter agua dulce y amarga al mimo tiempo. Para los que no conocen bien la Biblia les digo que esta carta de el apóstol Santiago se encuentra casi al final del Nuevo testamento. En mi juventud perdí mucho por no saber escuchar y ver bien, por eso digo que Dios también dio dos ojos para ver y aprender.Oír con atención lo que se dice y ver bien lo que se hace, hace sabio a una persona, y no tener la presunción  de que lo sabemos todo

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